LECCIÓN 16 LA VIDA ABUNDANTE

:   LA VIDA ABUNDANTE.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5: 17)

INTRODUCCIÓN

Vivir la vida abundante en forma permanente es el desafío más grande de un hijo de Dios y una de las primeras promesas recibidas. Un estudio disciplinado de estos conceptos apropiados por fe, permiten ver cambiada la vida. Vivir la vida abundante y no de fracaso, es permitir a Jesucristo vivir su vida a través de nosotros.

- Empieza con el nacimiento espiritual por fe en Cristo (Juan 3: 6). Confiemos nuestra vida a su cuidado porque su vida y obra redentora nos prueban que Él es digno de confianza. - Juan 10: 10 b: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Nuestra vida debe ser de gozo, paz, victoria y propósito. Hay miles de cristianos que viven vidas abundantes. - Se requiere, además de nacer de nuevo, tener una comunión diaria con Cristo para tener el poder de vivir la vida abundante siempre.  El discípulo necesita un tiempo quieto delante de Dios, meditar ante su presencia y esperar que Dios le revele su voluntad a través del Espíritu Santo. Una Nueva Vida Lea 2 Corintios 5: 17. ¿Qué ha sucedido con usted? Enumere algunos aspectos de su vida en que se cumpla que las cosas viejas pasaron y se han hecho nuevas. ¿Quién nos permite vivir el nuevo nacimiento? (Juan 1: 12-13; 3: 16) ¿Hizo usted algo para merecer este regalo? (Efesios 2: 8-9) Una nueva relación con Dios ¿A qué se nos compara en 1 Pedro 2: 2-3? ¿Qué debo desear ardientemente? Al ser miembro de una nueva familia, ¿de qué nos hacemos partícipes? (2 Pedro 1: 4) ¿Qué me ha dado Dios por ser su hijo? (Gálatas 4: 6; Romanos 8: 16) Ahora como hijos de Dios, ¿cuál debe ser nuestra actitud ante las dificultades, los problemas y las necesidades? (1 Pedro 5: 7; Romanos 8: 28) Un nuevo propósito para vivir ¿Cuál es el propósito ahora de nuestra vida? (2 Corintios 5: 14-15) Con base en el versículo 15 del pasaje anterior, ¿quién ha reemplazado al “Ego”? Hay dos cosas que le dan un nuevo propósito a nuestra vida. ¿Qué ha pasado con nuestra vida anterior? (Colosenses 3: 3) ¿Qué nos impulsa ahora a buscar las cosas de arriba? (Colosenses 3: 1) Una nueva relación con los demás ¿Cómo es nuestra relación con los demás? (1 Juan 3: 11-14) ¿Qué ministerio nos ha sido dado? (2 Corintios 5: 18-21)

¿Qué sucedió al recibir a Cristo? - Nos perdona los pecados y nos da lo necesario para vivir una vida victoriosa. - Delante de Dios estamos unidos a Cristo. Al ser crucificados con Él, morimos al pecado y vivimos para Cristo Jesús (Romanos 6: 1-6) ¿Qué debo hacer entonces? - Considérese muerto al pecado (No “siéntase”). La victoria sobre el pecado no es nuestra lucha con los malos deseos, sino un don de Dios, es por fe. - Considérese vivo para Jesucristo. No es con mi esfuerzo, es por el poder de Cristo, es por gracia, sólo se requiere creer a Dios para la vida victoriosa. Como cristiano, ¿a quién debo entregarme? - La respuesta es: A Dios. Rindamos nuestros miembros como instrumentos de Justicia para Dios y en esa medida Cristo vivirá su vida a través de nosotros y nuestra vida será abundante. (Romanos 12: 1-2) - Usted y yo somos uno con Cristo. Él necesita nuestra vida y nuestro cuerpo para vivir su vida de resucitado a través de nosotros.(Gálatas 2: 20) ¿Cómo se practica la vida abundante? - Nuestra actitud hacia Nuestro Salvador debe ser de total confianza en su poder, sabiduría y bondad, confiémosle todas las cosas para que Él controle nuestra vida. Creamos en Romanos 8: 28 - ¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia el Señor? (Salmo 37: 3) - ¿Qué debemos hacer para recibir lo que desean nuestros corazones? (Salmo 37: 4) ¿Qué deberíamos hacer antes de trazar planes para el futuro? (Salmo 37: 5) ¿A qué se nos amonesta en el Salmo 37: 7? El secreto de la vida abundante es confiar, deleitarse, encomendar y esperar. Si dejamos que Él viva su vida en y a través de nosotros, Él ejecuta su voluntad en y a través de nosotros. Mientras tanto, aproveche el tiempo de espera para estar con Él y aprender de sus caminos. (Isaías 55: 8-9)